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quinta-feira, 14 de abril de 2011

Peru: Escuela de arte en Yarapa

Via Agustín Guzmán:

Para rescatar la memoria cultural de la selva peruana, una ONG creó una escuela de arte en Yarapa, ahí donde nace el río Amazonas. Aquí, su fundador y una de las docentes del proyecto nos cuentan cómo es esta experiencia que inspiró a un francés a filmar un documental sobre lo que sucede en el lugar.

Manuel y Luis con una voluntaria de la muestra.
Por SA Journalists.
En la selva peruana existe un lugar llamado Yarapa, ahí donde nace el río más largo y caudaloso del mundo. Hace siete años, en este lugar remoto surgió la idea de crear una escuela de arte que rescatara la cultura más ancestral de la selva amazónica. Sus mentores fueron los integrantes de la ONG Comunidad Tawantinsuyu, una organización sin fines de lucro dedicada fundamentalmente a la investigación, preservación, difusión y práctica del conocimiento ancestral andino y de la medicina tradicional y alternativa, basada en la utilización de plantas que crecen en la selva.

Frack Provvedi y el camarógrafo argentino Henry Rodríguez Ortiz en plena filmación.
Desde entonces, a través de talleres de pintura, cerámica, escultura en madera, teatro y danza, niños y jóvenes del lugar se forman como artistas rescatando las costumbres de su región, preservando la cultura tradicional a través de los mitos y leyendas que les fueron legados por sus ancestros y creando nuevas posibilidades económicas para su comunidad.
El responsable de la ONG, Agustín Guzmán, cuenta que la organización surgió con la idea de “preservar y difundir el conocimiento indígena, un tema que parece no interesar a la clase política dirigente porque no les reditúa dinero”. Guzmán explica que los pequeños y jóvenes que asisten a la escuela de arte por lo general “sienten deseos de explorar en su mundo interior y en el mundo de la amazonia”. Es que Yarapa es un lugar bastante particular. Enmarcado en una quebrada, es allí mismo donde se inicia la Reserva Nacional Pacaya Samiria, una de las áreas protegidas más grandes de Perú. En esta selva es característica la presencia de plantas de uso medicinal –muchas de ellas alucinógenas- que eran utilizadas por los habitantes originarios, tales como wachuma (que fue la bebida principal de los incas y hoy se usa en tratamientos para combatir la depresión, el stress y adicciones al alcohol, cocaína y otras drogas), ayahuasca y hoja de coca.
La escuela trabaja con docentes voluntarios que llegan desde todas partes del mundo. Con los años, fueron pasando por allí un actor francés, una antropóloga italiana, un escultor holandés y otro argentino, y un pintor y una bailarina peruanos, por mencionar sólo algunos.
Una de las docentes de pintura de la escuela fue la artista plástica argentina Aymara Falcón. Llegó a la escuela en 2004 con el plan de quedarse tres meses, pero terminó dirigiendo la escuela hasta fines de 2008. “Llegué invitada por Agustín –recuerda- para aportar mejoras a la escuela de arte, que recién comenzaba. Una vez allí, luego de interiorizarme sobre lo que se estaba haciendo, les sugerí un plan de trabajo dirigido a recuperar a través del arte la memoria del diseño. Fue entonces cuando Agustín me ofreció hacerme cargo del proyecto”.
De su experiencia como docente en esta comunidad amazónica, Aymara destaca sobre todo el aprendizaje que significó “enseñar de adentro hacia afuera, desde el arte indígena hacia el arte occidental”. Dice que esto resulta todo un desafío cuando “lo que se admira, a fuerza del desprecio de lo propio, es lo de afuera”, y que por sobre todo aprecia lo que sus alumnos le enseñaron. “Que hayan encontrado en el arte una forma de expresar sus ritos, sus costumbres y su hábitat” es lo que más la gratifica.
Es curioso cómo el taller de arte ayuda a que los niños y jóvenes transmitan todo lo que conocen de la selva y sus misterios. Aymara cuenta que, un día de clases, cuando se disponía a leerle a sus alumnos un cuento para motivar su trabajo, uno de ellos encontró que el cuento se relacionaba con la flor del ayahuasca. “Nunca había hablado con ellos de esta planta que tanto significado tiene en la cultura selvática –recuerda-, tal vez porque cunde por todos lados esa sombra nefasta que van echando sobre nuestra medicina tradicional. No hablamos de ayahuasca como no hablamos de la hoja de coca ni del wachuma, y si lo hacemos es por lo bajo, no sea que nos señalen o nos acusen de enseñar cosas erróneas a nuestros alumnos”. Lo cierto es que, cuando preguntó al niño qué era el ayahuasca, respondió: “Es una planta que tomas cuando quieres saber algo. Si te robaron, tomas eso y ves quién fue. A la planta la encuentras muy adentro de la selva, la tienes que cocinar mucho rato. Es una liana que se enreda en los árboles y tiene flores rosaditas. A la noche te tomas una taza y después ves todo”. Aymara dice que ese fue uno de los días de clases más prodigiosos y que de ese relato surgieron hermosos dibujos coloreados.
A fines de 2005, dos de los alumnos de la escuela, Junior y Merlín, participaron en el concurso anual del Museo de Arte de Lima, cuyo tema era “Construyendo Identidad a través del Arte”. Junior ganó el Primer Premio de Artes Plásticas dentro de su categoría con una pintura de “una mujer boa que decide si el agua crece o merma”. En ese momento, ambos contaron al periódico peruano El Comercio que pintan para mostrar “cómo es la selva”. Nada más cierto.

http://www.americalate.com/2010/08/05/yarapa-cuando-la-selva-es-la-escuela/
(PERÚ) –

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